domingo, 23 de octubre de 2011

Afecto positivo y negativo en adolescentes con y sin trastorno disocial






TITLE WITHOUT CONDUCT DISORDER. A STUDY IN THE CENTER OF INTEGRATION FOR TEENS OF THE STATE OF MICHOACAN Autores: : POSITIVE AND NEGATIVE AFFECT IN ADOLESCENTS WITH AND Fátima Paulina Rosiles Leyva. Elizabeth Hernández Lujan. Ferran Padrós Blázquez. Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia Michoacán, México. Dirección: Francisco Villa No. 450, Colonia: Doctor Miguel Silva. CP.58120 Morelia Michoacán, México.


 RESUMEN Introducción: los derechos de otras personas o importantes normas sociales que se inicia en la infancia o en la adolescencia. El objetivo es analizar si los niveles de afecto positivo y afecto negativo de los adolescentes diagnosticados de trastorno disocial de la conducta (TDC), son distintos de los niveles reportados por otros adolescentes sin dicho trastorno. Los trastornos de conducta se caracterizan por un comportamiento persistente y repetitivo que viola Método: Integración para Adolescentes (CIA) diagnosticados de TDC, el segundo formado por 18 jóvenes también internos en el mismo centro pero sin TDC y el tercero integrado por 14 jóvenes sin TDC estudiantes de preparatoria. Se realizó un estudio transversal en el cual se aplicó a los participantes el cuestionario breve para el diagnóstico del TDC y la escala de afecto positivo y negativo (PANAS) adaptada a la población mexicana. nivel de afecto negativo no se observan diferencias entre los 3 grupos. Por otro lado, se observó que el grupo de jóvenes sin TDC internos en el CIA reportó menor nivel de afecto positivo que el grupo de jóvenes de la preparatoria. Sin embargo no se observaron diferencias entre el grupo de jóvenes con TDC internos y la muestra compuesta por los estudiantes. Se confeccionaron tres grupos, el primero constituido por 12 jóvenes internos (en reclusión) del Centro deResultados: Respecto al Discusión otros estudios, un posible efecto compensatorio. De modo que los adolescentes con TDC experimentarían mayor nivel de afecto negativo derivado de déficit como los de autorregulación afectiva y menor proveniente de sentimiento de culpa y lástima por los demás. En cuanto al afecto positivo se ofrece como explicación que el TDC puede actuar como factor de “protección” frente a situaciones adversas como lo es estar en reclusión. adolescentes, trastorno de conducta, trastorno disocial, afecto positivo, afecto negativo.




INTRODUCCIÓN La delincuencia en México y el mundo ha sido uno de los problemas más difíciles de combatir. En el año 2000 el presupuesto que se tenía destinado para Seguridad Pública en México era de 187.2 millones de pesos, y en el 2009 aumentó a 2820.11millones de pesos del cual se destina el 7.5% que equivale a 463.6 millones de pesos para la sustentabilidad (alimentación de los adolescentes, sueldo de los trabajadores, mantenimiento, etc.) y construcción de nuevos centros de integración para jóvenes (infraestructura, compra de terrenos) dentro de diversas regiones de la república mexicana. De acuerdo a las estadísticas, cada año se recluyen 100,000 adolescentes debido a adicciones y trastorno disocial de la conducta (TDC) según datos oficiales (Avelino y Peña, 2004). El término “trastorno de conducta” se emplea para hacer referencia a los casos en que niños y adolescentes manifiestan un patrón de conducta antisocial (comportamiento persistente y repetitivo que viola los derechos de otras personas o importantes normas sociales), cuando existe un deterioro significativo en el funcionamiento diario en casa o en la escuela, o bien cuando las conductas son consideradas incontrolables por familiares y amigos. De esta forma, el diagnóstico de trastorno de conducta queda reservado para aquellos casos donde aparece la conducta antisocial clínicamente significativa y que sobrepasa claramente el ámbito del normal funcionamiento (Kazdin y Buela-Casal, 2006). La teoría del apego formulada por Bowlby (1985) señala que el estado de seguridad, ansiedad o zozobra de un niño o un adulto es determinado en gran medida por la percepción de accesibilidad y capacidad de respuesta que éste tiene de su principal cuidador. Se considera que los apegos seguros promueven la experiencia de ser competente y una independencia apropiada. Un niño que está bien apegado manifiesta, generalmente, más habilidades sociales, mejor adaptación al medio, y una buena regulación afectiva, lo cual se ha propuesto como factor de protección frente a distintos trastornos mentales entre ellos podría considerarse el TDC (Delgado, 2004). Una persona con estilo de apego seguro, se caracteriza por acercarse emocionalmente a los otros de manera sencilla y mostrar la capacidad de establecer una experiencia de dependencia mutua segura y confortable (Dutra y cols., 2002). Sus relaciones con el otro son más estables, íntimas y satisfactorias y su perspectiva de sí mismo es más integrada y coherente. Estas personas son capaces de hablar de las experiencias adversas negativas o penosas de su infancia de manera reflexiva y relativamente desprovista de mecanismos de defensa (Bowlby, 1988; Marrone, 2001). En cambio, las personas con un estilo de apego inseguro se sienten incómodas con las relaciones que involucran cercanía emocional por lo que se mantienen alejados, argumentando muchas veces la importancia de la independencia y la autosuficiencia. Es característica en estos sujetos la inhibición de sentimientos negativos o agresivos, con la finalidad de mantener la aprobación social (Stoudemire, 1995). Baumann, Kaschel y Kuhl (2004) encontraron que los déficit en la autorregulación juegan un papel fundamental en el desarrollo del trastorno antisocial de la personalidad (trastorno que una parte sustancial de los pacientes con TDC acaban padeciendo, A.P.A., 2002). La autorregulación emocional se relaciona con estrategias de afrontamiento de problemas y el autocontrol (Kuhl, 1994). McBurnett y cols. (2005) hallaron en una muestra de adolescentes una relación positiva entre problemas de conducta y afecto negativo e inversa con el afecto positivo. Sin embargo, Desrichard y Denarie (2005) utilizando la escala de Afecto positivo y negativo conocida como PANAS (Watson, Clark y Tellegen, 1988) reportaron ausencia de relación entre los niveles de afecto positivo y negativo con las conductas de riesgo (uso y abuso de sustancias, relaciones sexuales, y conducta desafiante) que son características del TDC.(...): Respecto al afecto negativo se sugiere como posible explicación de los datos obtenidos en el presente yPalabras clave: fatypau_rl@hotmail.com



 TÍTULO: AFECTO POSITIVO Y NEGATIVO EN ADOLESCENTES CON Y SIN TRASTORNO DISOCIAL. UN ESTUDIO EN EL CENTRO DE INTEGRACIÓN PARA ADOLESCENTES DEL ESTADO DE MICHOACÁN

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